Ahora que acaba de estrenarse una nueva estación, la primavera, se producen múltiples cambios tanto en la naturaleza, con la floración, como en las horas de luz, con la modificación de la hora, e incluso en los biorritmos de los animales… Pero también en las personas. Y todos estos cambios afectan, en mayor o menor medida, a nuestro organismo. Por ello, es preciso adaptarse cuanto antes a las nuevas circunstancias para evitar ‘efectos secundarios’, como la astenia y la sensación de fatiga, o al menos tratar de paliarlos.
Una manera de equilibrar el cuerpo es precisamente a través de la alimentación. En este sentido, la ingesta de frutas y verduras resulta clave. También son fechas en las que el organismo necesita depurarse y regenerarse. Es decir, poco a poco, nuestra nutrición debe girar hacia comidas más ligeras, menos enérgicas que las que se requieren en invierno.
Para lograrlo hay algunos alimentos especialmente indicados de cara a desintoxicar uno de los órganos fundamentales: el hígado. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, productos que se recogen en el catálogo de Grupo Celorrio, como las alcachofas, los espárragos, el puerro, la remolacha, la zanahoria…
Tampoco se deben descuidar en este período legumbres como las lentejas, guisantes y habas. Y es que aunque parezca que la llegada de temperaturas más suaves signifique el adiós de los platos calientes, los expertos recuerdan que las lentejas aportan muchos nutrientes, sobre todo hierro e hidratos de carbono. Por esta razón, se recomienda seguir tomándolas también verano y primavera.
En las proteínas animales, los pescados más adecuados tras el invierno son el bacalao, la merluza, el atún y el bonito y otros como calamar o gambas.
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